Eurocopa: España-Francia

España es el gallo

España venció a Francia y se metió en la final de la Eurocopa tras remontar el gol inicial de Kolo Muani

Lamine Yamal se inventó el golazo para empatar y Koundé en propia puerta hizo el 2-1 tras un jugadón de Dani Olmo

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España se metió en la final de la Eurocopa tras vencer a Francia con una remontada histórica. Kolo Muani adelantó a les bleus pero sendas genialidades de Lamine Yamal primero y de Dani Olmo después, con la ayuda involuntaria de Koundé, dieron la vuelta al marcador. La selección de Luis de la Fuente hizo una enorme exhibición física y futbolística y supo resistir las embestidas de la subcampeona del mundo en los minutos finales del partido.

Esta España es imparable. Con la pelota y sin ella. Cuando se adelanta y cuando va por detrás en el marcador. A campo abierto y sin espacios. Por dentro y por fuera. Somos el mejor equipo de esta Eurocopa y ante Francia volvimos a demostrarlo con una exhibición de fútbol y de despliegue físico.

Luis de la Fuente no se complicó la vida. Las ausencias de Carvajal, Le Normand y Pedri le rompían su once de seguridad, pero esquivó el ataque de entrenador que habría tenido, por ejemplo, su predecesor en el cargo y optó por el sentido común, menos común de lo debido en su gremio. Por Carvajal entró un lateral derecho, Jesús Navas. Por Le Normand un central, Nacho. Y por Pedri el que le sustituyó ante Alemania, Dani Olmo.

No complicarse la vida es una virtud que escasea cada vez más entre los ocupantes de los banquillos. Así que la alineación de España fue la que todos esperábamos: Unai Simón, Navas, Nacho, Laporte, Cucurella, Rodri, Fabián, Lamine Yamal, Dani Olmo, Nico Williams y Morata.

Enfrente la Francia de Deschamps, una selección con cemento armado en el centro del campo y un fútbol desesperadamente aburrido. No juegan a nada y se han metido en semifinales con dos goles en propia puerta y uno de penalti. Eso sí, meterles un gol parece (casi) misión imposible.  El seleccionador galo, que tiene cara de miembro de la resistencia, sí que quiso dejar su impronta y mandó a Griezmann al banquillo.

Vale que la Eurocopa del Principito ha sido más que decepcionante, pero sentar a uno de tus mejores futbolistas en la semifinal no parece la mejor de las ideas. Sin Griezmann, Deschamps plantó un 4-3-3 con Mbappé y Dembélé tirados en las bandas y con Kolo Muani como ariete.

Manda España, marca Francia

Salió mandona España al césped del estadio del Bayern. Dos ocasiones en los primeros cinco minutos, una de ellas clamorosa en la cabeza de Fabián tras un pase medido de Lamine Yamal. El centrocampista de La Roja la echó arriba cuando lo tenía todo a su favor para marcar. Respondió Francia con una contra de Mbappé, que jugaba sin máscara por primera vez desde su fractura del tabique nasal, que abortó a la perfección Jesús Navas.

En el segundo aviso Francia no perdonó. Mbappé recibió un balón en el pico del área. Navas se despistó en la vigilancia y le dejó centrar a placer. Kylian la puso medida al centro del área pequeña y todo se desajustó: Unai Simón no atacó la pelota, Laporte saltó a destiempo y Cucurella no llegó a incomodar siquiera el cabezazo de un Kolo Muani que cabeceó con la comodidad con la que Pedro Sánchez maneja el PSOE. 

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Morata y Lamine Yamal pugnan con Rabiot en el España-Francia. (EFE)

El gol dejó tocada a España, que no entendía el nuevo escenario de partido. Francia, encantada de haberse conocido, empezó a correr y a buscar la espalda de los desbordados defensas españoles. En especial un Jesús Navas que, a sus 38 años, se estaba comiendo uno de los mayores marrones de su carrera: intentar frenar a Mbappé. No podía con él y la amarilla merecidísima que vio por una dura entrada a Rabiot al cuarto de hora le convertía en carne de cambio al banquillo.

Liberado de la máscara y con espacios para correr Mbappé se desató. En el 18 protagonizó una jugada individual que sacó Laporte dentro del área pequeña cuando parecía que a España le iba a caer el segundo. Pero España no estaba muerta, estaba disimulando.

Genio Lamine Yamal

Y lo bueno de tener un genio en tu equipo, aunque aún sea un cachorro, es que los genios aparecen a poco que frotes un poco la lámpara. Lo hizo Lamine Yamal en una acción que sólo existía en su imaginación. Cogió la pelota a 25 metros del área, miró a la portería francesa, armó la zurda y se sacó un disparo parabólico que se coló casi por la escuadra derecha de Maignan. Un golazo para la historia.

El tanto esta vez dejó temblando a Francia y animó a España, que se echó al monte. Y así llegaría el segundo en un decir amén. Nació la jugada de un centro de Jesús Navas desde la derecha, un despeje de Salida que cayó en los pies de Dani Olmo, cuyo tiro cruzado desde dentro del área lo marcó en su portería Koundé en su intento de despejar la pelota.  

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Los jugadores de España celebran el 2-1 ante Francia en las semifinales de la Eurocopa. (EFE)

Con la remontada exprés España se desmelenó. Francia estaba en la lona. Nico Williams y Dani Olmo campaban a sus anchas en la mediapunta sin nadie que les persiguiera. Las caras de los franceses eran la del Ecce Homo de Borja después de la restauración de la jubilada Cecilia. No daban crédito. Los nuestros les habían hecho más goles y más ocasiones en un cuarto de hora que todas las demás selecciones en toda la Eurocopa.

Fabián la tuvo en un disparo en el 36 desviado a córner por Upamecano. Y después fue Nico en el 39 quien protagonizó una contra vertiginosa finalizada por Lamine Yamal y despejada in extremis por Theo. El partido empezó a ser un sangriento intercambio de golpes como un combate de Rocky. El árbitro paró el asalto con su silbato. Descanso.

La gran remontada

En la reanudación España pudo golpear primero con una contra vertiginosa en la que Maignan se agigantó para abortar con el pie el mano a mano de Nico Williams. Sonreía Luis de la Fuente, disfrutaba España, flipaba Francia, un guiñapo de equipo a los pies de los nuestros. Pero los de Deschamps no iban a deponer las armas sin lucha.

Un par de centros al área hicieron que contuviéramos la respiración pero acabaron en nada. Pero el partido volvía a ser de una España imponente con la pelota y solidaria sin ella. En el 55 Jesús Navas reventó y tuvo que entrar en su lugar Dani Vivian para que Nacho pasara al lateral derecho. Deschamps respondió con un triple cambio: Griezmann y Camavinga y Barcola por Rabiot, Kanté y Kolo Muani. Mbappé pasaba a ser delantero centro y Francia era un sindiós.

Los cambios espolearon a Francia pero el partido se convirtió en un correcalles con espacios a ambos lados. España necesitaba cerrar espacios, especialmente la banda de Barcola, y Luis de la Fuente metió de golpe a Mikel Merino, héroe ante Alemania, y  para tratar de frenar el ritmo del partido y que nos durara más la pelota. Se fueron Dani Olmo y Morata.

Era la hora de sufrir porque Dembélé y Barcola nos estaban haciendo un traje por los costados. El partido empezó a parecerse peligrosamente al duelo de cuartos ante Alemania cuando nos encerraron (y nos encerramos) en nuestro área. Por allí merodeaba Theo Hernández en el 75 cuando una pelota perdida acabó (por suerte para nosotros) en su pie derecho, el malo. Su disparo se fue al cielo de Múnich.

La resistencia

En el 78 metió Deschamps a Giroud por Dembélé en un cambio a la desesperada que parecía poco comprensible a la vista del rendimiento del Mosquito en el partido. Francia iba a jugar los últimos minutos en busca del balón aéreo como último salvavidas de emergencia. España se remangó para resistir. Nacho tiraba de oficio para frenar al velocista Barcola. A Vivian le salían chichones de tanto despejar. Para colmo Laporte sufrió un golpazo en la nariz que le hizo abandonar el césped sangrando para regresar después.

En el 85 Mbappé falló un gol imperdonable en un jugador de su talento. Trazó la diagonal de izquierda a derecha y cuando se preparaba para armar la pierna, la pegó arriba. Kylian se echó las manos a la cabeza y España celebró su pifia como un gol a favor. Tres minutos después el cuerpo de Rodri dijo basta y pidió el cambio. De la Fuente se hizo el ciego y el sordo.

Ya eran los minutos finales y acariciábamos la final. Cinco de añadido parecían demasiados. Pero supimos sufrir, achicar agua, despejar, hacer faltas y hasta perder tiempo con un par de cambios para cuidar como oro en paño el 2-1 que metía a España en la final de la Eurocopa por méritos propios. En nuestro camino ya se han quedado, entre otros, Croacia, Italia, Alemania y Francia. Pues que pase el siguiente.

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